Vistas de página en total

martes, 14 de octubre de 2014

Manifestación E006 Ciertos factores que han incidido en nuestra Identidad Nacional



2.        Impacto del incario en nuestra identidad


Durante el breve y progresista período incásico en el que vivieron y evolucionaron los habitantes de estas tierras, la mayoría de comunidades, nacionalidades y confederaciones indígenas de lo que hoy es el Ecuador, pasaron a formar parte del vasto Imperio de los Inca: el “Tahuantinsuyo”.

Se debe recordar con orgullo que, el último Inca gobernante de este gran imperio, fue el monarca Atahualpa, el Inca quiteño, que infelizmente murió asesinado, en Cajamarca en 1533, a manos de los ambiciosos y muy “católicos” blancos, invasores desde España.

No se han podido identificar vestigios ni rastros de identidad sobre la pertenencia, a esta última circunstancia política, en la sociedad ecuatoriana. Son casi inexistentes los sentimientos de identidad y relación con el incario, sea por motivos históricos causadas por situaciones de alienación que se generaron en aquellos momentos de la conquista española en el continente americano, sea por reacción natural de los pueblos de ser verdaderamente libres y no someterse o subyugarse a nación conquistadora alguna o por que la ambición de los codiciosos invasores españoles, sedientos de poder, territorios y riquezas, que obligó a la división política administrativa de las nuevas tierras, forzando y precipitando la conformación de entidades territoriales ajenas a la realidad local e imponiendo un nuevo orden político y social, a la usanza de la España de esa época, con el consabido resquebrajamiento, en territorios diminutos, solitarios, débiles, olvidados y dramáticamente explotados, actualmente llamados países Latinoamericanos, entre ellos, el Ecuador contemporáneo.

Son muchas las razones, claro está, por las cuales los habitantes de estas tierras se desunieron y separaron de su imperio con el que ya estaban identificados; se evidencia que estos pueblos corrieron el riesgo de quedar desamparados, espiritual y sentimentalmente, al vaivén del tiempo, sin soporte ancestral o sin capacidad de acrecentar o mantener su identidad, cultura, vida social, fortaleza guerrera y demás manifestaciones humanas, propias de un conglomerado espiritualmente sólido y con legados ancestrales bien definidos.

Debemos reconocer que la sociedad ecuatoriana, lamentablemente, no ha conseguido hasta el presente, consolidar una verdadera identidad nacional ni arraigar en el espíritu ecuatoriano, su verdadera y definida procedencia ancestral. Posiblemente hubiese convenido ser parte de la cultura, territorio y legado ancestral de aquel poderoso y desarrollado imperio de “los hijos del sol”, y haber mantenido una identidad sólida y soberbia de gentes identificadas con su propia cosmovisión y cosmogonía. Más fuimos invadidos, subyugados y separados.


3.        Reino de Quito, Real Audiencia de Quito, Presidencia de Quito y Ecuador


En la época de la colonia, los actuales territorios ecuatorianos, formaron parte del Reino de Quito, luego Real Audiencia de Quito, llamada también Presidencia de Quito, esos nombres se han quedado en la historia, en un pasado olvidado. Una gran parte de los ecuatorianos ya no se acuerdan ni saben su significado, perdiéndose con el tiempo la oportunidad de ir definiendo y fortaleciendo una identidad propia, basada en los orígenes de la nacionalidad aborigen y mestiza. Al final se viene teniendo una fuerte tendencia a identificarse con lo blanco, con lo español y, lastimosamente, reprochar lo indígena, lo autóctono.

La gran mayoría de ciudadanos ecuatorianos, se sienten hasta cierto punto “híbridos”, sin identidad, sin piso, sin un sustento histórico consciente y digerido. Se sienten frágiles, inseguros, en busca de adoptar lo primero que les llegue de afuera, les ofrezcan o perciban.

Urge la necesidad de rescatar la inmensa riqueza cultural e histórica que nuestros antepasados, con sudor, lágrimas y rebeldía generaron, y que a la vez, perdieron en aquella inhumana y despiadada época colonial, infringida por ambiciosos e insaciables españoles, escudados en la santa cruz y apoyados por ciertos encubridores y fanáticos curas.

Con respecto a los nombres originarios y muy auténticos con los que se reconocían a estos territorios, que posteriormente fueron indebida, injusta e irresponsablemente cambiados por el de “Ecuador”. Al menos la capital del país mantiene el nombre “Quito”, que hasta cierto punto proporciona un innegable grado de orgullo a sus habitantes; pero, no en el nivel que debería ser. Debemos trabajar más sobre este tema en particular. El de identidad y pertenencia.

El por qué el nombre “ecuador” ha desfavorecido tanto a la sociedad del actual Ecuador, en lo relacionado con la identidad nacional. Sencillo. ¿Qué significaba la palabra ecuador en aquellos tiempos, en que apareció tan misterioso nombre? ¿Era algo tangible o quizás ancestral? ¿Quién había evidenciado, en épocas pasadas su importancia y representatividad? o ¿fue mera novelería o impresión caprichosa, por la vulnerable y frágil situación en la que se desenvolvían los habitantes quiteños de entonces?

Lo que seguro es que, el nombre “Ecuador”, no llena ni llenará las expectativas, desde el punto de vista de identidad y pertenencia, a los habitantes de ese rebelde, noble y pródigo “Reino de Quito”.



Departamento de Quito en 1827



No hay comentarios:

Publicar un comentario