2.
NUESTRO
MARAVILLOSO SUELO PATRIO Y SU CIRCUNSTANCIA
2.4.
La nuestra
coqueta, caliente y productiva región costera
Qué decir de la caliente y coqueta región costanera
ecuatoriana, dueña de una variedad de tierras fértiles, caudalosos y generosos
ríos; generadora de productos de talla mundial como el café, cacao, banano,
camarón y, fino algodón en el pasado. Se han desarrollado en su superficie,
hermosos y tradicionales pueblos montubios y modernas ciudades como la radiante
y bella “Perla del Pacífico”. Guayaquil, que ve crecer a sus hijos, “madera de
guerreros”, y a sus hermosas, sensuales y decididas mujeres, que se constituyen
en el factor común y vigoroso, en toda la costa ecuatoriana. Su majestuoso,
moderno y extraordinario malecón, que me atrevería a sugerir que se lo denomine
con el nombre de: “Malecón Huancavilca” o Malecón “El Astillero de la Perla” o
“Malecón de la identidad guayaquileña” o “Malecón de la Perla del Pacífico”,
que deleita y engrandece el inquieto y altivo espíritu del guayaco y el de sus
dignos visitantes.
Guayaquil
nocturno, playas y parajes hermosos de nuestro litoral
Playas calientes y mágicas que son la envidia de
los países más turísticos del globo, son inigualables, blancas, suaves,
ardientes y provocativas, el paraíso mismo, en cada una de ellas. Atacames,
Muisne y toda la provincia verde de Esmeraldas, con el sabor y alegría,
jovialidad y picardía de sus negros habitantes.
Las playas de Manta y todo el litoral marítimo de
la provincia de Manabí que siempre están llenas de sol y gente laboriosa y atenta.
Salinas, Playas de General Villamil y las que se recorren por la “Ruta del Sol”
a lo largo de todo el borde marítimo de la gran provincia del Guayas y la de la
novel provincia de Santa Elena, brindan al visitante un cuadro multicolor y
escenas de atardeceres maravillosos y únicos que, junto a pequeños pueblos de
pescadores complementan lo hermoso del paisaje costanero ecuatoriano.
Montañita
y el pujante y activo puerto de Manta. Su importancia estratégica comercial y
turística nos permite mostrarnos al mundo
Parece que para la mayoría de los ecuatorianos, nos
cuesta entender y valorar los íconos o símbolos de identidad que poseemos. Uno
de esos es el apetecido y codiciado cacao, la llamada “pepa de oro”,
fundamental ingrediente del chocolate, alimento y elíxir de los dioses que, en
el siglo XIX, permitió a nuestro país ser uno de los mayores exportadores de
este excepcional producto y que, en la actualidad, está retomando su antiguo sitial
de excelencia, fino aroma y sabor exquisito y de calidad del reconocido
internacionalmente “Cacao Arriba” que es el sello de denominación de origen de
nuestro cacao a nivel mundial. Realmente, la mayoría de nosotros no hemos
conocido la verdadera historia de nuestro cacao y el reconocimiento que en
otras latitudes del globo le ofrecen, para orgullo de nuestro país, Ecuador.
Valoremos
lo que tenemos, seamos generosos con nuestras tradiciones. Consumamos y
defendamos lo nuestro.
Ahora me referiré a nuestro poco considerado y muy
explotado banano. Con todo el exquisito y nutritivo banano que se produce en
las zonas de El Oro, Los Ríos y en el resto de las provincias costeñas del
país, le basta al Ecuador para haber llegado a ser el primer exportador mundial
de esta deliciosa fruta tropical. Sin embargo, considero que el ecuatoriano jamás
se ha sentido orgulloso de ser un productor mundial de banano, posiblemente
porque las autoridades nacionales y seccionales, productores, exportadores,
medios de comunicaron, sociedad, todos, se han comportado egoístamente, sin
valorar ni reconocer ni difundir lo prodigioso de esta bondadosa tierra y lo
muy importante que es y significa, para el progreso y desarrollo del país, el
contar con este valioso recurso alimenticio, que aún no se lo ha explotado
completamente y no se le ha proporcionado el valor agregado necesario, fruto de
la imaginación y voluntad de sus amos y dueños.
A esta noble fruta ecuatoriana no se le ha rendido
aún, el merecido tributo y elogio ni el justo agradecimiento por formar parte
importante de la vida y del sustento de la familia costeña, por el bienestar y
riqueza que produce a los hogares y al país. Por lo que representa para la
identidad nacional ecuatoriana. Este fenómeno se produce debido a que el
ecuatoriano se comporta, mucha de las veces, en forma indolente, despreocupado,
ligero y egoísta con la generosidad que su tierra le prodiga; este comportamiento
no sólo es con este magnífico producto vegetal, sino con muchos otros.
Otro gran
producto insigne de los ecuatorianos que no lo valoramos en su verdadera dimensión
Bríndesele entonces, un justo y merecido homenaje y
sentido reconocimiento a este invalorable “Banano Ecuatoriano”, a través de
campañas locales, nacionales e internacionales, a través de composiciones
literarias, musicales, pictóricas, mediante estudios e investigaciones sobre
productos derivados o elaborados a base de esta apetecida fruta; que no se lo
explote únicamente en su estado natural sino que se le debería dar un valor
agregado, ser industrializado en mayor magnitud, como lo viene haciendo desde
hace algunos años, las Industrias Borja, en la provincia de El Oro y algunas otras
industrias ecuatorianas.
No se den por satisfechos nuestros compatriotas
orences y machaleños, con aquella pequeña fiesta, casi insignificante, para la
aún no comprendida grandiosidad que, esta excepcional fruta, representa para el
pueblo de este país; fiesta en la que se elije a la “Reina mundial del Banano”,
sin que los ecuatorianos, los productores bananeros de todas las provincias, se
sientan orgullosos y totalmente convencidos del magno significado que encierra
el gran banano ecuatoriano.
Rica producción
bananera del Ecuador
Se debe desplegar un mayor esfuerzo para que esta
fiesta, esta celebración, sea una manifestación de alegría, en honor al principal
recurso de trabajo y de vida de miles de compatriotas, que sea una verdadera
expresión de algarabía, con danzas, canciones, desfiles, carros alegóricos,
comparsas, concursos varios sobre la importancia y riqueza del inigualable
banano ecuatoriano.
En fin conciudadanos, demostremos ser más
bondadosos, desprendidos y agradecidos por lo que recibimos de este generoso
manjar natural, que nos permite mantenernos y desarrollarnos dignamente.
Como dejar de referirme a nuestros abundantes
frutos del mar y de los manjares y golosinas que la gente, que habita esta
tropical zona, sabrosamente prepara con estas especies marinas: los exquisitos
ceviches ecuatorianos de camarones, de conchas, de langostinos, el encebollado
de pescado, el sango, el encocado esmeraldeño, la casuela de mariscos, la sopa
marinera, el biche, el corviche, el camotillo frito y toda una inmensa variedad
de sabrosos peces y mariscos. Todos estos y tantas otras delicias culinarias
que, acompañados con patacones, chifles, bolones de verde, yuca, sería
imposible que, ser humano alguno se niegue a romper su dieta y deleitarse con
tan apetitosos y suculentos platos, orgullo gastronómico de la costa
ecuatoriana.
Inigualable
gastronomía nacional, no valorada en su debido nivel
Como dejar de mencionar al delicioso y exótico
cangrejo ecuatoriano, habitante milenario del generoso manglar que, la
irresponsabilidad y ambición de ciertas autoridades y sujetos miserables dando rienda
suelta a su codicia y voraz apetito de riqueza, han puesto en peligro de
extinción a este singular e icónico crustáceo de estas costas, al talar
indiscriminadamente y devastar su delicado hábitat, lo que además incide
directamente en las actividades de alimentación, laboral, comercio y sustento
de humildes habitantes de estas ricas y paradisíacas zonas ecuatoriales, dueñas
de una biodiversidad marina admirable. ¡Que se combata denodadamente a estos
insensatos depredadores y se salve estos recursos y a la vida misma!
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