2.
Nuestro
maravilloso suelo patrio y su circunstancia
Los ecuatorianos deberíamos aprender amar más y
mejor a nuestro terruño. Desarrollar un amor fundamentado sobre la base de un
profundo e íntegro conocimiento acerca de su historia, de su pasado gloriosos y
sobre los valiosos y ricos recursos que para la subsistencia y beneficio
humano, el Ecuador entraña y brinda generoso a sus hijos. Aprender a descubrir,
reconocer y admirar cada rincón, cada pueblo, cada lugar escondido y
maravilloso matizado con su rica y copiosa cultura, tradiciones y costumbres
ancestrales.
Prodigioso
y espléndido país de la mitad del mundo, en América.
Deberíamos conocer, sentir, respetar y cuidar
nuestro fecundo y prodigioso mar territorial que baña y refresca las cálidas
tierras de la costa ecuatoriana, a las mágicas y espléndidas Islas Galápagos.
Mar que armoniza cielo y tierra en impresionantes atardeceres que alimentan el
espíritu. Estar consientes de la infinidad de recursos ictiológicos, geológicos
y minerales diversos que en él existen; recursos que generan riqueza,
sustentación familiar, local y nacional.
2.1.
La
fascinante serranía ecuatoriana
La fascinante región andina. La sierra ecuatoriana
con sus altos y hermosos nevados de eternas nieves que forman la gran “avenida
de los volcanes”. Chimborazo, Altar, Ilinizas, Carihuairazo, entre las
elevaciones más prominentes.
El Altar
y los Ilinizas, muestra de belleza y altivez del paisaje andino ecuatoriano
Los imponentes, rugientes y activos volcanes
Tungurahua, Cotopaxi, Antisana, el Cayambe que es el único volcán activo del
mundo que se encuentra en los dos hemisferios, se halla ubicado en plena línea
equinoccial. Otros volcanes activos como el Sangay, Reventador, Sumaco que
invitan a pisar y percibir sus majestuosas y soberbias estructuras geológicas.
Bosques tropicales, páramos llenos de flora silvestre y animales esquivos.
Serpenteantes, frescos y cristalinos ríos. Profundas y evocadoras quebradas.
Fascinantes cascadas. Aguas termales y cristalinas lagunas. Verdes valles
llenos de cultivos y pintorescos pueblos habitados por gente humilde,
folklórica y laboriosa. Parajes donde se manifiestan la más variada cultura y costumbres
de sus alegres habitantes, con sus tradiciones culinarias, religiosas,
coloridas y fantasiosas vestimentas que enriquecen y divierten la agitada y
dura vida en el campo.
La mama
Tungurahua y el Cotopaxi, volcanes que han templado el indomable espíritu de
sus habitantes
El Cayambe,
único volcán activo del mundo que se encuentra en los dos hemisferios
Las señoriales haciendas con arquitectura medieval,
llenas de tradiciones e historia que en la actualidad se han convertido en
hermosos lugares turísticos, dignos de ser visitados para disfrutar de su
hospedaje, esplendor y calidez.
En esta alargada y hermosa región del Ecuador
ubicada en la ruta de los volcanes, dividida en hoyas y provincias, se asientan
coloniales pueblos y ciudades hermosas. No se puede dejar de admirar la belleza
de la capital ecuatoriana y la hospitalidad de su gente amable, ciudad anclada
en las faldas del Pichincha, cuna de los Quitus y de Shyris, calificada como
“Luz de América”. Decorada por hermosos y ancestrales edificios, plazas,
iglesias y conventos; complementándose su urbanismo moderno y colonial en
rincones y lugares acogedores y dignos de ser admirados como la coqueta y
singular calle de “La Ronda”, con su inigualable arquitectura del siglo XVI.
Sugestivos y románticos restaurantes y cafés, galerías de arte y tiendas de
artesanías, atendidas por gente alegre, comedida, dueña de divertidas leyendas
populares y de esa exquisita y fina “sal quiteña” que la caracteriza.
Quito,
Luz de América. Capital del Reino de Quito
Hermosa
panorámica del centro colonial de Sangolquí
El
atardecer de la ciudad de Ambato y su activo volcán Tungurahua
Brevísima descripción de la serranía ecuatoriana
que permite visualizar y deducir que esta inigualable región patria, brinda
paisajes complacientes, hermosos, serenos, llenos de paz y armonía entre el
humano y la naturaleza. Todos los ecuatorianos deberían recorrer dichas
provincias serranas, disfrutar y apreciar todo lo hermoso y paradisíaco que
estas conservan y brindan al visitante.
Sus habitantes tendrían que sentirse muy orgullosos
de poseer este tipo de lugares que, en otros países y zonas del mundo no
existen. Los ciudadanos andinos o serranos tienen que ser recíprocos con su
terruño. Tienen que cuidar este gran patrimonio natural; elogiarlo, difundir
constantemente su hermosura, rendirle un diario homenaje por permitirles
disfrutar de sus bondades y maravillosos parajes. En fin, sentirse felices y
agradecidos de vivir en tan exclusiva región de este planeta.
Las
tradiciones, costumbres, folklore, cultura, mitos, leyendas, música y otros
elementos serranos, parte fundamental de nuestra identidad nacional